La imagen errónea que socialmente puede tener una profesión cómo la de psicólogo que ejerce en la rama clínica, trae consigo una dificultad añadida por el tabú o la vergüenza que pueden tener algunos a la hora de solicitar cita con un especialista de la psicología o por las expectativas poco realistas a la hora de la intervención.
Intentaremos desmitificar el estereotipo sostenido en torno al trabajo del psicólogo clínico a través de algunas opiniones comunes que encontramos en nuestra cultura actual:
–“La gente que va al psicólogo está trastornada o es débil” Esta idea es falsa. Las personas que nos solicitan cita son personas como cualquier otras que manifiestan algún tipo de malestar emocional que tiene una explicación en su funcionamiento cotidiano por su historia personal, vital, o por determinadas vivencias acumuladas en el tiempo. Diagnosticar un trastorno como tal, no es el objetivo que se persigue en una intervención, sino abordar unos problemas específicos. Así mismo pedir opinión o la intervención de un tercero experto en temas emocionales o psicosociales no podemos considerarlo muestra de debilidad. La mayoría de los clientes que solicitan el servicio de psicología clínica son personas totalmente normales, con habilidades y capacidades pero que están atravesando un momento de crisis, bloqueo, o que necesitan asesoramiento sobre cómo orientar algunas cuestiones relevantes de su vida y no saben cómo hacerlo.
–“Ir al psicólogo es ir a hablar”. El poder curativo de la palabra es un efecto demostrado en esta profesión y en algunos casos, lo que llamamos la ventilación emocional (hablar) es crucial. Sin embargo, desahogarse y hablar, no es suficiente. El psicólogo no es un mero receptor de información. Será necesario poner la historia de la persona en orden, darle un sentido, comprender el problema, integrarlo y actuar en consecuencia con pautas de intervención que van más allá de la palabra. Desde un abordaje cognitivo-conductual, el trabajo del paciente y del psicólogo será intervenir en pensamientos y en acciones concretas.
–“El psicólogo te sonsacará cosas y lo relacionará todo con la infancia, los traumas o tus padres». En la evaluación y durante el tratamiento, el psicólogo realiza preguntas personales, en ocasiones profundas, pero en ningún caso obliga o presiona para hablar o sacar información. Como especialista, el psicólogo sabe dar espacio y privacidad a la persona y en ningún caso pide datos o información que no sea necesaria. Bien es cierto que, en ocasiones, los problemas actuales de los pacientes pueden relacionarse con algunas circunstancias concretas de la infancia o eventos dolorosos de su historia personal, que ayudan a explicar o a entender porqué una persona manifiesta unos problemas u otros. La idea de los traumas, los padres o la infancia viene de una malentendida rama de la psicología clínica, llamada psicoanálisis que a menudo no se conoce en profundidad y se desvirtúa.
–“Ir al psicólogo puede estar bien para que te digan qué tienes que hacer”. La intervención del especialista no debe ir dirigida a ordenar a la persona lo que debe hacer, ni a decidir por ella. El psicólogo ayudará a la persona a tomar sus propias decisiones, a pensar de un modo más adaptativo, a actuar de una forma más beneficiosa a través de unas pautas y tecnicas concretas para cada caso. El objetivo no es acudir a recibir consejos que cualquier familiar o amigo puede dar. Bien es cierto que el estilo de cada profesional es diferente, de modo que pueden encontrarse psicólogos más o menos directivos o casos muy concretos en los que si es necesario marcar límites más estrictos (por ejemplo, en intervención infantil. donde los tratamientos más eficaces son conductuales).
-“Las terapias psicológicas son largas en el tiempo”. Otro de los mitos más extendidos sobre nuestro abordaje. Dependiendo de la características del caso a abordar, la duración puede prolongarse más o menos tiempo, pero deberás saber que muchas personas que acuden a consulta encuentran en pocas sesiones mejoría y herramientas para gestionar su día a día de forma más exitosa. Nuestro objetivo es conseguir una evolución consolidada, y para ello, no siempre se precisa una temporalidad demasiado prolongada. Recuerda que cuando acudes al psicólogo, el interés del especialista será que quedes contento con el servicio, y si se alarga el proceso de forma artificial, ¡será difícil que le recomiendes!
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