Estefanía Aguilera de la Cruz (psicóloga)
“Este año…la comida en casa” “Tengo miles de regalos que comprar”
“Odio las colas del supermercado y gastar tanto”
“Espero que mi cena familiar no sea una batalla campal”
“Es Navidad, pese a estar de vacaciones no paso tiempo con mi pareja”
La dulce Navidad, época de reuniones con familiares o amigos puede tornarse en una amarga realidad que nada tiene que ver con las fantásticas películas navideñas que vemos por televisión.
En estas fechas encontramos los típicos turrones, mantecados, villancicos y luces que nos transmiten el espíritu de compartir, de vivir el futuro con esperanza, de soñar con nuevas metas. Sin embargo también podemos sufrir las características discusiones o desacuerdos familiares, llegando incluso a parecer que esta fecha más que unirnos con las personas que queremos nos separan y generan malestar. Otro aspecto destacado de esta época del año sería el estrés de estar rodeado de gente en todos los sitios, así como los gastos extra de hacer regalos, adornar la casa y la gran cantidad de eventos sociales a los que “debemos asistir”.
Además, conviene añadir que es una época del año en la que hay que tomar decisiones en cuanto a los encuentros familiares a los que queremos (o nos vemos obligados) a asistir. Estos cambios pueden incluir la convivencia con familiares cercanos durante algunos días, algo que puede generar cambios en nuestra rutina pudiendo favorecer tensiones que marquen las fiestas navideñas.
Los temas que protagonicen dichos conflictos familiares podrían ser de naturaleza económica, relacionados con la comunicación disfuncional entre familiares y los asociados a la pareja. Además pueden aparecer problemas emocionales o psicológicos asociados al estrés de preparativos, expectativas no cumplidas respecto a las reuniones familiares e incluso las problemáticas relacionadas con la pérdida reciente de algún familiar o amigo cercano.
Muchos os estaréis preguntando: ¿Qué he de hacer en concreto? A continuación aportamos algunas pautas para llevar la Navidad de forma más liviana y evitar el posible desgaste psicológico habitual para algunas personas.
¿CÓMO ACTUAR EN PAREJA?
Es conveniente generar un presupuesto común, para no exceder la suma de dinero que cada miembro de la pareja prevé gastar. Esta cuestión pasaría por negociar el desembolso económico previsto para las fiestas.
A la hora de decidir con quién pasar las fechas señaladas deben evitarse posturas impuestas y no pactadas entre ambos miembros. Recordemos que la idea es hacer de la Navidad algo agradable y que disfrutar en común (algunas ideas podrían ser el hacer turnos cada año con una parte de la familia, o cada fecha importante en un hogar distinto).
En caso de que las costumbres navideñas puedan ser muy importantes para un miembro de la pareja y no para el otro lo ideal sería encontrar puntos de acuerdo entre ambos. En caso de estar en el grupo de los que no disfrutan de la simbología y de las implicaciones de estas fechas convendría considerar que al margen del trasfondo navideño de las semanas venideras podéis plantearlo como un tiempo en el que se os permite más disponibilidad de tiempo para estar juntos y para compartir más momento de ocio.
En la medida de lo posible convendría reservar unos días u horas dentro de este periodo para fomentar planes en pareja (a solas), incluso incluyendo planes nuevos compartidos para salir del cansancio que supone el estrés de estos días.
En caso de que la pareja tenga hijos se pueden programar actividades o juegos para que no se aburran en estas fechas, sobre todo para alejarles de la formalidad que supone en muchas ocasiones las reuniones familiares (algunos ejemplos podrían ser: pintar caretas de Santa Claus/Reyes Magos en Nochebuena/Reyes, hacer una gymkana por casa para los más pequeños en la que se acaben encontrando los regalos…).
¿CÓMO LLEVAR MEJOR LAS RELACIONES CON FAMILIARES?
Será fundamental ajustar expectativas, las comidas familiares no tienen porqué ser como en las películas.
Conviene no intentar controlar todos los aspectos que pueden acontecer durante los eventos familiares (ya sean buenos o malos), para ello será preferible centrarse en los aspectos positivos de la reunión para disfrutarlos.
En relación a la sobrecarga de ocupaciones propias de esta época no estaría de más pedir ayuda para preparativos y organización. Sería conveniente evitar en la medida de lo posible la sobrecarga de trabajo y el cuidar nuestras exigencias (“Debería hacer la comida solo/a” “Deberíamos preparar la casa para que esté perfecta”).
Las temáticas de las conversaciones en la mesa durante los eventos festivos debe ser otra cuestión a considerar. Es preferible elegir temas neutros de conversación (evitando así temas asociados a política, procurando no mencionar discusiones familiares previas…).
Si detestas la Navidad, una vez finalizadas estas fechas, no quedará otra que utilizar el sentido del humor y reconfortarte ya que la Navidad solo pasa una vez al año.
¿Te sientes con más fuerza para afrontar estas fiestas? Esperamos que estas pautas te sean de ayuda para prevenir el estrés y pasar tiempo de manera agradable con los tuyos. ¡FELICES FIESTAS Y PRÓSPERO AÑO NUEVO!
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