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¿Cuesta de enero?…y cuesta de febrero, marzo, abril…

El concepto «cuesta de enero» parece haber perdido parte de su significado porque desde el inicio de la crisis todos los meses del año parecen enero.

Sin embargo, no es menos cierto que en este mes convergen una serie de variables que lo convierten en un mes especialmente problemático, no solo a nivel económico, sino también a nivel anímico o emocional.

Quizás el aspecto económico sea más fácilmente identificable, no tenemos más que mirar al mes predecesor, que comienza a bombardearnos con mensajes publicitarios con todo aquello que necesitaremos para las fiestas que acontecerán de cara a navidad (papá Noel, reyes, cenas de noche buena y noche vieja,…) para entender el aumento de gastos. Y, si esto no fuera suficiente, comenzamos el mes con ¡periodo de rebajas!, donde cuesta especialmente trabajo no dirigirte a las tiendas y comenzar a comprar “como si se acabara el mundo” al tiempo que comparas precios y te engañas pensando en todo el dinero que “te estás ahorrando comprando con estos descuentos, lo de menos es si lo necesitas o no, lo importante es que está muy bien de precio y seguro que encontrarás el momento de utilizarlo y entonces te alegrarás…”

Sin embargo, tal y como hemos comenzado diciendo, el inicio de año implica también otros aspectos que hacen que la cuesta del este mes sea especialmente empinada y cuesta arriba.

A lo largo de nuestra trayectoria profesional, hemos venido observando cómo se incrementan de forma considerable las consultas psicológicas tras estas fechas. En esta dirección, hay estudios que apuntan un incremento de las consultas en salud mental entre un 30 y un 40 %. Y es que el inicio del año es una etapa con ciertos componentes que provocan considerable aumento de problemas emocionales y psicológicos. No obstante, lo verdaderamente problemático inicia ahora, justo durante la llamada cuesta de enero, ya que la depresión, angustia y ansiedad se incrementan hasta en 40%. La Navidad y Año Nuevo son fechas con muchos significados, algunos de los cuales hacen que la gente se deprima. “Las celebraciones de diciembre marcan el fin de un ciclo y, fin de año puede suponer un balance del año anterior donde no se hayan cumplido los objetivos propuestos lo que puede generar cierta frustración y decepción. Este estado anímico no invita a esperar del nuevo año grandes logros.
A continuación te describimos algunas de las causas más frecuentes de la crisis pos navideña:

1. El aspecto físico: las navidades son fechas en las que es más que probable que hayamos ganado unos kilos de más. Por ello, es posible que no nos veamos tan guapas ni guapos y queramos perder esos cuantos kilos que han aparecido sin ser invitados y queremos hacerlo tan rápidamente como los cogimos. Pero necesitaremos tiempo y constancia. ¿Qué podemos hacer? Para empezar, no pretendas perderlos en 2 días y recuerda que el ejercicio es tu gran aliado.

2. Vuelta a la rutina: tras el parón navideño, dejamos de ver a la familia y los amigos. El regreso al trabajo (o aún peor, a la búsqueda de trabajo) se hace duro ¿Qué podemos hacer?

  • Establece nuevas metas.
  • Incluye aquellos objetivos no logrados el año anterior y que aún deseas conseguir y…¡lucha por ellos!
  • Busca cosas que te motiven, será más probable que las cumplas si es algo que realmente deseas.
  • Elabora un plan de acción para su consecución. ¿qué vas a hacer? ¿Cuándo lo vas hacer? ¿Cómo lo vas a hacer? ¿Qué necesitas? ¿Cómo obtendrás eso que necesitas?
  • Busca momentos para los amigos y los buenos ratos.

3. El paso del tiempo: un año nuevo nos recuerda que nos hacemos más mayores, que la vida pasa, y muchas veces en enero echamos la vista atrás y nos culpabilizamos por todo lo que no hemos conseguido aún. ¿Qué podemos hacer?

Practica una mentalidad más positiva y realista. Acepta la realidad y el hecho de que el paso del tiempo pasa para todos, no podemos ir en contra de lo que es la vida. Si hay metas que aún no has conseguido, ¡tienes tiempo! Márcate objetivos realistas, planifícalos y ¡lucha por ellos! La vida es un discurrir por la que todos deberemos pasar diferentes etapas, encontraremos situaciones que nos gusten y otras que nos disgusten, frente a ello, lo único que podemos elegir es la forma de afrontar estos momentos. Si puedes cambiar las cosas ¡hazlo! Y si no, cambia tu actitud, no te regocijes en lo malo ya que no te ayudará a pasar mejor ese momento. Como dice el dicho “si no puedes con el enemigo, únete a él”. Si hay algo sobre lo que tenemos elección es sobre la forma en la que decido afrontar algo.

¿Qué te parecen estos consejos?

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