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La astenia primaveral como concepto, se está convirtiendo en una entidad bastante controvertida. Por un lado, para aquellos que dicen padecerla, abarca una serie síntomas que describen como muy molestos o incluso incapacitantes a corto plazo. Para otros y para la mayoría de los expertos, no existe una justificación que sustente la astenia como entidad clínica bien fundamentada, sino más bien una oportunidad de negocio para la venta de productos energéticos y vitamínicos. Esta semana en el blog, desgranamos la base de la astenia primaveral.

¿Qué argumentos hay a favor de su existencia?

Los últimos estudios relacionados con la astenia primaveral, señalan que aproximadamente el 10% de la población adulta en España padece síntomas como fatiga continua, cansancio, irritabilidad, somnolencia diurna, desmotivación, dificultad de concentración, aturdimiento, falta de apetito y disminución de la libido coincidiendo con el cambio de estación y el cambio horario que acabamos de realizar.

Los expertos informan que la sintomatología asociada no suele durar más de dos semanas y que la causa estaría en una mayor sensibilidad de algunas personas para adaptarse a un nuevo horario o a nuevas condiciones climáticas (especialmente al aumento de temperatura y horas de luz, cambios en la presión y humedad ambiental).

La explicación de la alteración en el estado de ánimo y en el estado corporal tiene que ver con el reloj biológico cerebral, que está programado para funcionar según los estímulos que recibe del exterior. En este caso, es la luz el elemento básico, de modo que el aumento en las horas de luz natural influyen en su salud física y mental de los sujetos. El gran ejemplo lo encontramos en los países con pocas horas de luz, donde la incidencia de la depresión es mayor.

La luz sincroniza los cambios que ocurren a nivel cerebral. Unas células especializadas que están en la retina se encargan de enviar información a una zona del cerebro que alberga el reloj que pone en hora los procesos que ocurren en nuestro cuerpo. Es el núcleo supraquiasmático, que se encuentra en el hipotálamo. Así se desencadena una serie de cambios químicos, especialmente en la glándula pineal, responsable de la liberación serotonina (sustancia estabilizadora del estado de ánimo), mientras que se suprime la producción de melatonina, la hormona que controla la duración y el ritmo del sueño (ritmos circadianos). La astenia respondería al tiempo necesario para readaptarnos a este nuevo ciclo horario y horas de luz.

Así mismo, es conocido que algunas enfermedades mentales tienen cierto componente estacional y cíclico, aunque los estudios que se han realizado hasta ahora tampoco dejan muy clara la relación causa-efecto. En algunos trastornos afectivos, como el trastorno bipolar o algunos tipos de depresiones, la alteración de los ritmos biológicos por el incremento de las horas de luz no siempre funciona como un estímulo positivo. Sin embargo, la fototerapia está siendo estudiada como nuevo método para lograr un aumento de la serotonina y mejorar el estado de ánimo, así como la reducción de los efectos de jet lag.

El aumento de las horas de luz y la llegada del buen tiempo, puede suponer una mejora para muchas personas con un bajo estado de ánimo, pero para algunas personas el tránsito entre el invierno y el verano y las alteraciones que conlleva en la producción de neurotransmisores podrían empeorar su condición y sufrir un decaimiento.

¿Qué argumentos hay en contra de la existencia de la astenia?

Todos estaremos de acuerdo en que el cambio de estación no es una enfermedad, ni requiere medicación. Sin embargo, para estas fechas (al igual que al inicio del otoño) hay una reactivación del comercio farmacéutico y en los herbolarios, que promocionan con ahínco los complementos vitamínicos, jalea real, ginseng y otros compuestos que para algunos resultan necesarios para combatir el decaimiento y que ayudan a estas empresas a hacer “su agosto”.

La comunidad médica está convencida en que la astenia primaveral no está respaldada por evidencia científica suficiente, de modo que los estudios no muestran relación alguna entre la desmotivación y el cambio estacional. Así mismo, los médicos indican que no es necesario tomar vitaminas a no ser que haya una prescripción o dolencia concreta, y que incluso, para algunas personas, tomar complementos alimenticios o remedios naturales genera únicamente un efecto placebo.

Por otro lado, desde la atención de la salud, la astenia es motivo de consulta durante todo el año, no únicamente en primavera. Y se puede deber a muchas causas como una anemia o al efecto secundario de un medicamento. En primavera no se tiene más astenia que durante el resto del año aunque pueda creerse lo contrario.

El paso a otra estación nunca va a ser una causa de depresión o de la desmotivación, pero si que puede precipitarla si hay predisponentes previos, contando además con todos los aspectos individuales y subjetivos, de modo que la percepción del propio estado dependerá de la atribución que realice la persona. Esto explica que haya personas que en la primavera y el cambio horario se sientan más estimulados, motivados y alegres y sin embargo, otras se sientan más decaídos y cansados.

Pero si notamos algunos síntomas de este tipo… ¿Qué podemos hacer? Una alimentación equilibrada y vida activa son los mejores protectores.

  • Mantener unos hábitos de vida saludables contribuye a adaptar el ritmo más rápido. Aunque el buen tiempo anime a alargar las horas, es aconsejable llevar un horario regular de sueño y de comidas. Así mismo, fomentar actividades suaves y ejercicio moderado que motiven y estimulen la atención.
  • Una dieta sana y equilibrada, rica en verduras, frutas y cereales, hace innecesarias las vitaminas, a no ser que se padezca alguna patología. Se aconseja empezar el día con un buen desayuno y acabarlo con una cena ligera.
  • La práctica deportiva también ayuda. Al liberar endorfinas, ayuda reducir el estrés, nos hacen sentir más positivos y a regular el sueño . No importa que sea en exterior o interior. Si se carece de tiempo, es suficiente con salir a andar unos 20 minutos dos veces al día.
  • Aumentar las horas de descanso ya que, cuando aumentan las temperaturas, las necesidades energéticas son algo mayores por lo que habría que irse antes a la cama. Ante la imposibilidad de aumentar el sueño diario, se puede intentar pasar más horas en la cama durante el fin de semana.

Os dejamos dos referencias de artículos de gran interés referentes a este tema.

– María Jesús Cerecedo Pérez, Margarita Tovar Bobo, Aurora Rozadilla Arias. Medicalización de la vida. «Etiquetas de enfermedad: todo un negocio».Atención Primaria, Volume 45, Issue 8, Pages 434-438.

– María Sastre. Astenia primaveral: protocolo de atención al paciente. Catálogo de la Biblioteca Complutense de Madrid. . Revista:Farmacia Profesional,2008 MAR; 22 (3).

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