¿Alguna vez has sentido que estabas harto de tu trabajo?

¿Has pensado que ni te importaba ni te interesaba?

¿Sientes que tu trabajo te agota emocionalmente?

En relación a las preguntas que os hemos presentado, puede que en algún momento de tu vida hayas respondido con un SÍ rotundo a estas tres preguntas; si es así, ya sabes y comprendes lo que sienten las personas con el síndrome de burnout, solo que ellas lo viven de una manera crónica y acompañado de múltiples consecuencias tanto físicas como psicológicas, perjudiciales para ellas mismas.

El desgaste laboral o la sensación de “estar quemado”, conocida como síndrome del burnout, consiste en un estado de agotamiento emocional, mental y físico causado por un estrés excesivo y prolongado en el área laboral. Aunque este desgaste suele ser más frecuente en profesiones que implican el cuidado directo de otras personas, como la docencia (alumnos) o la medicina (pacientes), y menos frecuente en los trabajos de tipo manual o administrativo, nos puede afectar a todos en cualquier momento de nuestra vida, independientemente del trabajo que ejerzamos.

De esta manera, los síntomas más claros del síndrome del burnout son: sentimientos de agotamiento, fracaso o impotencia, baja autoestima, dificultades para concentrarse, cefaleas, insomnio, bajo rendimiento, impaciencia e irritabilidad y, en algunos casos, lleva al absentismo laboral.

Este agotamiento del que hablamos, no suele aparecer de forma repentina si no que se desarrolla durante un largo periodo de tiempo, llevando de forma progresiva a una pérdida de motivación e interés por el trabajo y a la aparición de sentimientos de fracaso personal y desesperanza.

Las tres dimensiones por las que se caracteriza el burnout son: el cansancio emocional, la despersonalización y la baja realización personal:

  • Cansancio emocional: la persona se encuentra agotada anímicamente, su energía está a muy bajo nivel, y no tiene capacidad para hacer frente a su propio trabajo, percibiendo además una sensación de impotencia y frustración.
  • Despersonalización: esta dimensión hace referencia al hecho de que a la persona “le da igual su trabajo” mostrándose indiferente hacia el mismo e incluso hacia las personas con las que trabaja (pacientes, alumnos…), acompañada esta sensación a veces de una incapacidad para empatizar con los mismos.
  • Baja o reducida realización personal: la persona percibe que no progresa y se encuentra estancada y frustrada a nivel profesional. Siente que es incompetente y no se ve capaz de conseguir los objetivos que se le plantean en el trabajo.

Los efectos del burnout se trasladan a todos los ámbitos de nuestra vida incluyendo nuestra casa, familia y vida social, no solo se quedan en el trabajo aunque provenga principalmente de esa área.

Es importante también entender la diferencia entre estrés y burnout. En el estrés puede aparecer cansancio, frustración o ansiedad, pero en el burnout además de todo esto, y como característica clave, existe esa sensación de indiferencia hacia los pacientes, alumnos, o personas con las que se trabaja. En el estrés aun estando cansados, seguimos adelante con nuestro trabajo, pero en el burnout claudicamos por el hecho de no podemos lidiar con las exigencias emocionales de nuestro trabajo.

Las causas del síndrome de burnout son múltiples y pueden variar considerablemente.

De este modo, Daniel Goleman nos muestra seis causas fundamentales relacionadas con el trabajo:

  • Exceso de trabajo
  • Falta de autonomía
  • Remuneraciones insuficientes
  • Pérdida de conexión con el mundo
  • Injusticia (percepción de desigualdades tanto económicas como en el trato en el personal)
  • Valoración inadecuada de los conflictos

El estilo de vida y los rasgos de personalidad también pueden contribuir al agotamiento emocional. Lo que hacemos en nuestro tiempo de inactividad profesional y cómo vemos el mundo, puede jugar un gran papel en cómo afrontamos las demandas del trabajo o el hogar. Todo esto puede hacer que un trabajador llegue a ese estado de estrés tan perjudicial para su desempeño y su salud.

Si quieres prevenir el estrés laboral o incluso has empezado a notar algunos de los síntomas, puedes seguir leyendo estas pautas fundamentales:

  • Mantén una vida socialmente activa: aunque trabajes muchas horas a la semana, es importante no dejar de tener tiempo para tu familia y amigos. Ellos te ayudarán a “despejarte” y tomarte un rato de descanso y desconexión.
  • Realiza ejercicio físico: intenta dedicarle cierto tiempo al día a realizar alguna actividad física que sea de tu agrado.
  • Dieta saludable
  • Cuida el sueño: es importante que duermas las horas necesarias.
  • Reevalúa tus prioridades: es importante que aprendamos a establecer límites en nuestro trabajo. Esto es, aprender a apartar todo lo relacionado con nuestro empleo una vez a acabado la jornada laboral.
  • Dedícale tiempo al ocio: realiza actividades creativas que te gusten y con las que pases un rato agradable.

Si intentas seguir estas indicaciones, podrás manejar el estrés que alguna vez nos invade y prevenir el hecho de quemarte sin fuego.

Autora: Ana López Gea (psicóloga)

Share This

Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios y mostrarle publicidad relacionada con sus preferencias mediante el análisis de sus hábitos de navegación. Si continua navegando, consideramos que acepta su uso. Puede cambiar la configuración u obtener más información. Mas información

Los ajustes de cookies de esta web están configurados para "permitir cookies" y así ofrecerte la mejor experiencia de navegación posible. Si sigues utilizando esta web sin cambiar tus ajustes de cookies o haces clic en "Aceptar" estarás dando tu consentimiento a esto. Para más información pulse aquí

Cerrar