Para que la comunicación en la pareja sea efectiva, y no simplemente argumentación, tenemos que estar dispuestos a escuchar y entender a nuestra pareja. No debe tratarse solamente de defender nuestras propias convicciones y puntos de vista, lo cual lleva simplemente a un tipo de comunicación inaccesible e inflexible.

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En una relación es necesario comunicar los sentimientos, tanto positivos como negativos. Para ello, no sólo nos servimos de las palabras, sino también cuentan la mirada, los gestos, la sonrisa, el tono de la voz, etc. A esto le llamamos lenguaje no verbal y que, en la mayoría de las ocasiones, es más expresivo y cercano que las propias palabras.

El ritmo de vida que llevamos requiere de muchos esfuerzos y, en muchas ocasiones, el cansancio o la falta de tiempo son unos de los grandes enemigos de la comunicación, por lo tanto, es necesario que la pareja tenga espacios para el diálogo; al igual que se planean los tiempos para ir a los compromisos sociales, las tareas de la casa, para ir al súper o para llevar a los niños a sus actividades.

Es muy fácil caer en el error de comunicarnos con nuestra pareja bajo un enfoque crítico y con poca tendencia a la solución de problemas, son tácticas que incluyen, en la mayoría de los casos, imposiciones y puntos de vista propios, sin dejar margen para los del otro.

Tengamos en cuenta que estos errores pueden cometerse por un solo miembro de la pareja o por ambos a la vez, lo cual resultará una batalla campal.

Algunos de estos errores son:

  1. COMUNICACIÓN ABSOLUTISTA

Es una forma de comunicación en la que imponemos nuestro propio criterio a la otra persona ya que creemos que nuestro punto de vista es siempre mejor que el de nuestro compañero/a.

Este criterio personal, a menudo, está basado en normas rígidas y absolutas que no permiten variación o puntos de vista distintos. Este tipo de pensamiento rígido lleva detrás frases compuestas por verbos como “deber” o “tener” los cuales implican obligación.

En lugar de expresarnos con imposiciones (las cuáles suelen ser recibidas con bastante rechazo), es preferible hacerlo en términos de deseos. Para ello, los verbos que podemos usar son “gustar” o “querer”.

Ejemplos:

“Deberías ayudarme” –> “Me gustaría que me ayudaras”.

La primera frase implica que la acción es algo impuesto y tiene que hacerse por obligación. Sin embargo, en la segunda frase hacemos públicos nuestros deseos, sin imposiciones. De esta forma, será más fácil hacer llegar nuestra queja a la otra persona sin que ésta se ponga a la defensiva.

  1. COMUNICACIÓN EXTREMISTA (VISIÓN DE TÚNEL)

Este tipo de comunicación se basa en la idea de que las cosas son blancas o negras, no existe la gama del gris. A la hora de expresar algún defecto o alguna queja, las personas con este tipo de comunicación valorarán enormemente los aspectos negativos de la situación y no nombrarán en ningún momento los positivos.

Ejemplos de este tipo de comunicación son frases como:

  • “Todo te sale mal”
  • “No sabes hacer nada bien”
  • “Eres el peor marido del mundo”

Si hiciéramos un intento por encontrar la parte buena de cada frase, nos quedaría:

  • “Hay cosas que te salen bien y otras mal”
  • “Tienes defectos y virtudes como todo el mundo”
  1. COMUNICACIÓN INFLEXIBLE (TENER RAZÓN)

Las personas que utilizan este tipo de comunicación piensan que su punto de vista es el mejor, siempre tiene la razón y por lo tanto, la impondrán por encima de todo. Su objetivo a la hora de discutir no es solucionar el problema, sino “convencer al otro”.

Generalmente no les interesa el punto de vista de su pareja y, por lo tanto, se centrarán en decir la última palabra. Para ello buscará ejemplos muy exagerados, utilizará argumentos extremistas o dará importancia a un único punto sin importancia con tal de demostrar a su “contrincante” que está equivocado y que quien tiene la razón es él.

  1. ADIVINAR EL PENSAMIENTO DE TU PAREJA

Es uno de los errores más frecuentes y que más dificultan la comunicación. En estos casos, nos dedicamos a adivinar lo que está pasando por la cabeza del otro y después, actuamos en consecuencia, siempre en base a nuestra interpretación personal y a lo que creemos haber visto en el otro.

 

El error de esta forma de expresión es que rara vez se adivina el pensamiento y, por lo tanto, “meteremos la pata” en la muchas ocasiones.

Es muy frecuente no dejar que la pareja termine de expresarse y dar por sabido lo que va a decir

En estos casos, lo deseable es preguntar siempre a nuestra pareja su opinión y no dejarnos llevar por ese conocimiento del otro que nos permite “adivinar” sus pensamientos y, por lo tanto, atribuirle determinadas intenciones. Intenta informarte antes de actuar, así evitaras muchas meteduras de pata.

¡Esperamos que os haya resultado de interés!

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